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COLOMBIA SE CUBRIÓ DE GLORIA EN NEW YORK. CAMILA OSORIO, CAMPEONA JUNIORS. CABAL Y FARAH, UNO DEL MUNDO EN DOBLES.

Oscar Rodríguez Gómez (curador).
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BROTHERS IN ARMS

 

Juan Sebastián Cabal y Robert Farah son los colombianos que tras de coronarse campeones de Wimbledon, se han consagrado titulares de dobles varonil en el Abierto de los Estados Unidos 2019. Un título que además los afianza en la cima del ranking ATP de la modalidad. La pareja cafetalera se impuso en sets corridos de 64 y 75, a la dupla conformada por el español Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos. Por quizá primera vez, Iberoamérica aseguró con tiempo el campeonato. Dos hispanoparlantes se lo quedarían.

 

“Ha sido irreal, me pregunto si es un sueño, dos Slams seguidos, es un verdadero sueño. Quiero agradecer a Sebas por ayudarme a transcurrir estas semanas", dijo Robert Farah al terminar el encuentro disputado en el Arthur Ashe, donde hubo presencia de cientos de fanáticos colombianos que hincharon con la misma pasión de un partido de fútbol. Latinos al fin.

 

En el primer parcial, se mantuvo la igualdad hasta el 4-4. Fue entonces cuando los colombianos lograron amenazar el saque de sus rivales, en este caso el de Zeballos y puntualmente en la tercera opción de quiebre. A continuación, Farah sacó para asegurar el primer set de su lado. En la segunda manga, tras un buen inicio colombiano con Sebas Cabal al mando, Granollers y Zeballos dieron un giro inesperado al guión. Cuando parecía que los colombianos tenían el partido en su mano, en el octavo juego firmaron su primer break a favor del encuentro. No obstante, Cabal y Farah aún no habían dicho su última palabra, por lo que devolviendo el quiebre se colocaron 5-5 en el marcador.

 

Luego sellaron la remontada con otro break más sobre el servicio de

Granollers y se aseguraron el histórico triunfo con el saque de Farah. De esta

forma, ganaron su segundo título de Grand Slam seguido, algo que ninguna

pareja sudamericana había logrado. En julio habían alcanzado la gloria en

Wimbledon ante los franceses Nicolas Mahut y Edouard Roger-Vasselin, ante

quienes se impusieron por dificilísimos 67 (5), 76 (5), 76 (6), 67 (5) y 63. Su

triunfo en New York, como puede verse, fue casi un paseo.

 

Este año, Sebas y Robert han ganado también el Masters ATP 1000 de Roma,

además de los torneos de Barcelona y Eastbourne. Por si fuera poco, fueron

finalistas en Sídney y en el Masters 1000 de Cincinnati. ¿La Fede mexica de

tenis aprenderá la lección? ¿López y Trump habrán de acordar una alianza

militar? ¿Es el entreguismo soterrado la clave de un deporte respaldado por el Estado?

Risas, lágrimas, euforia, desahogo.Todo esto se mezcló en una joven de 17 años que le ponía fin a su carrera como tenista junior con el título de US Open. María Camila Osorio, aún con ghost de niña, pero con mentalidad de una mujer completa a punta de grandes batallas, consiguió el segundo título de Grand Slam para Colombia en tierras estadounidenses en menos de tres días.

 

Su triunfo del domingo 8 de septiembre, por un contundente 61, 60 contra la belleza en ciernes de 16 años -para no variar, gringa de padres rusos- Alexandra Yepifanova, fue el final de su carrera juvenil para pasar a ser profesional desde el próximo año. María Camila demostró tener tenis para destacarse contra las mejores del mundo, aunque de inicio no se le va a pedir mucho. No tiene la mayoría de edad, pero ya es la raqueta número uno del país. Una Colombia obediente al imperio (sólo así logró la paz ante las FARC) y única nación latinoamericana miembro de la OTAN (lo que da sospecha de silos ICBM en su territorio, lo que viola el tratado de Tlatelolco).

 

En entrevista con EL TIEMPO (prensa cafetalera) entre risas incontenibles y

casi permanentes, la joven Osorio expresó todo su orgullo por conquistar este

título y prometió no detenerse en su objetivo de poner el tenis colombiano en

lo más alto:

 

“La verdad fue que desde que me levanté en la mañana no quise pensar en el

partido ni que estaba en la final. Pensaba que era mi último partido como

junior y ya. Cuando entré a la cancha, me transformé. Grité desde el primer

punto hasta el final. Tuve muchas cosas en mi cabeza y muchas emociones.

Al final se dio el resultado y soy la campeona”.

 

​“Yo pensaba en que fuera un partido más, que no fuera una final, como si

fuera a entrenar con Ale. Sentía que había muchas personas que me

acompañaban en la cancha. Así que entré a matarme, a jugarme la vida por conseguir ese título. Yo sabía que Yepifanova tenía una molestia muscular en su pierna izquierda, como yo, así que solo estaba decidida a jugar muy agresivo, a darlo todo y que al final ganara la que más aguantara”.

 

“Nunca miré si estaba fallando en algún golpe o si estaba haciendo algo mal. La verdad es que no solo en el tenis, sino también en la vida, me gusta ser positiva y no ver lo negativo. Esto es tenis y podemos cometer errores. Es instintivo en que si cometo algún error, la siguiente jugada ya sé que debo hacerlo mejor. Al final no todo es perfecto, pero siempre hay que ver la siguiente jugada. Hubo un momento en el partido en el que me empezó a salir todo, comencé a desarrollar mis mejores golpes y todo lo que lanzaba me estaba entrando. Eso me subió la moral. Ale  comenzó a darme las ventajas, que no parecía me iba a dar al inicio del compromiso. Me estaba regalando puntos y espacios. Cuando veo que al errar  sus tiros le baja su moral, aproveché el momento para ser más agresiva. Era la oportunidad y no se me iba a ir el partido”.

 

“Quería terminar este proceso con un título Grand Slam. Era algo que tenía metido en la cabeza y añoraba. Estuve muy cerca el año pasado. Este fue un gran año para mí, aunque en algunos de estos torneos grandes tuve mucha ansiedad, no hice mi tenis. En el US Open se juntó todo y al final con tanto trabajo se dio la oportunidad de ganar. Pero esto no para acá. Debo ser sincera y ahora sí comienza la realidad que es ser profesional. Estoy con toda la ilusión y emoción de dar este salto”.

Pregunta: El sábado, Bianca Andreescu ganó a sus 19 años el US Open de mayores. Usted apenas tiene 17 años y es campeona junior, eso motiva, ¿no?

“Sí claro, si ella lo pudo hacer, ¿por qué yo no? Jugué con Bianca el año pasado y ahora ganó algo profesional ¿Por qué no soñar en grande? Hay que trabajar para lograr las cosas y me da mucha fe para seguir creciendo en todo el tenis que sé que puedo desarrollar”.

 

Pregunta: El trofeo de campeona se lo dio David Haggerty, presidente de la ITF, quien la tiene en un alto concepto, eso dice mucho, ¿no?

“Es muy bonito volverlo a ver. El año pasado lo vi en el Masters de China. Ahora él siempre que me ve, me felicita”.

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