que lo tenga tiene que usar todo el talento que sea posible del bono demográfico y eso no será posible, como sucede todavía, si una gran parte de las mujeres no acceden a las carreras que sí le inyectan directamente a la competitividad que son ciencia, tecnología, ingeniería y matemática”.

Se necesita -continuó- “impulsar que no solamente más mujeres se integren al mundo laboral porque la tasa de participación de mujeres en México sigue estando incluso por debajo de la de otros países de América Latina, sino que también entren en las carreras de mayor valor agregado, de mayor retorno salarial y que le aporten más a la economía en su conjunto”.

Expuso que la fórmula del programa Niñas STEM Pueden “consiste en reclutar como voluntarias a mujeres exitosas y entusiastas que den su tiempo para inspirar y motivar a través de charlas

a niñas en edad de secundaria o incluso a veces hacemos actividades

con más pequeñas”. También, dijo, en algunas prácticas incluyen a

varones lo que fomenta que “aprendan a valorar y admirar a mujeres en

roles de liderazgo en tecnología y ciencia”.

Ana María Soler, directora del Museo de Geofísica de la Universidad

Nacional Autónoma de México (UNAM), resaltó que una manera de

fomentar el interés de las menores es acercándolas a historias de

mujeres exitosas en estas carreras. Indicó que colegas le han comentado

que lo que disparó su gusto por la ciencia fueron pláticas de

investigadores.

Agregó que la enseñanza de las STEM también necesita ser lúdica “porque muchas veces las clases como se dan de ciencia son aburridas y tenemos que cambiar el cassette. Tiene que ser ameno, divertido el descubrimiento como es la ciencia”.