El que debió ser un bonus disc y que acabó cobrándose como nuevecito, reúne según eso la totalidad de las rolas creadas durante el viaje que significó “Egypt Station”. Van desde las grabadas en estudio, donde destaca la versión larga del hit original de “Egypt…”, la sorprendente 'Get Enough', hasta shows en vivo capturados en conciertos de lo que va del año en Abbey Road Studios, en la aún viva y emblemática The Cavern y hasta en Grand Central Station.
LA PERRA HA VUELTO
“¿Cómo fue tu infancia, Elton?”, pregunta Sebastian Rich en la introducción al Soundtrack Original de “Rocketman”, el cacareado biopic de Sir Elton John quien responde, en voz de Taron Egerton, con chicas del coro y todo:
I was justified when I was five
Raisin' Cain, I spit in your eye
Times are changin' now the poor get fat
De hecho, la película arranca con la llegada de su protagonista a una reunión de alcohólicos anónimos que servirá como hilo conductor para repasar diferentes etapas de su vida. Sin embargo, son las canciones las que sirven para hacer avanzar la trama en lugar de servir como un hecho aislado más o menos memorable. El primer súper número musical, “Saturday night is allright for fighting”, resulta ambientado en un pub victoriano, y no en las entonces nacientes discotheques o de plano en las calles, como lo muestra el cover que a la rola le hicieron The Who.
Y es que Rocketman se aleja mucho de los mejores biopics de artistas musicales de la historia del cine: Bird (1988), sobre Charlie Parker; Last Days (2005), sobre Kurt Cobain; I’m Not There (2007), acerca de Bob Dylan; Control (2007), la vida y muerte de Ian Curtis (Joy Division); The Runaways
TENIS, CINE & ROCK AND ROLL
Página del Oscarito, para leer sin prisa.
EL “YESTERDAY” DE BOYLE, SEGÚN CARLOS BONFIL.
Cortesía (retrasada) LaJornada.
La pregunta es inquietante: ¿qué habría sucedido si Danny Boyle, el director británico de “Trainspotting” (1996) no se hubiera encontrado y hecho mancuerna artística con Richard Curtis, guionista de exitosas comedias románticas como “Cuatro bodas y un funeral” (Mike Newell, 1994)? Posiblemente “Yesterday” (2019), su película reciente, habría manejado de modo muy distinto la delirante fantasía de su premisa original, que consiste en imaginarlo que habría pasado si los Beatles nunca hubieran existido o si nadie los recordara hoy, excepto un oscuro músico británico de origen pakistaní.
Esa posibilidad fantasiosa (muy perturbadora para una
generación de baby boomers, algo curiosa para otra de
millennials, desafiante para un buen guionista), va perdiendo, sin
embargo, fuelle, novedad e ironía a medida que el ingenio cede el
lugar a las convenciones y facilidades de una comedia romántica
bastante complaciente. Combinar el humor ácido que Danny
Boyle es capaz de administrar en la comedia británica con las
ocurrencias previsibles y las situaciones románticas almibaradas
a las que Curtis, el guionista de “Un lugar en Notting Hill” (Roger
Mitchell) suele ser afecto, equivale, según el crítico Anthony
Lane de la revista The New Yorker, a plantar una navaja de rasurar
en el interior de un malvavisco.
Después de un misterioso apagón que por espacio de 12 segundos
deja en tinieblas a las grandes capitales del mundo, la humanidad parece haber perdido toda noción de que alguna vez haya existido el cuarteto de Liverpool, intérpretes de enormes éxitos musicales, como Penny Lane, Strawberry Fields Forever, y por supuesto Yesterday. Sólo Jack Malik (Himesh Patel), un joven rockero sin público ni fortuna, quien por un accidente ha podido librarse de esa selectiva amnesia general, conserva todavía el recuerdo de la beatlemanía y de sus canciones, y decide, en un arranque de temeridad, adueñarse de las célebres composiciones, improvisarse un singular genio creativo, darles nueva vida en el escenario, y volverse, con una pequeña ayuda amigable, en una celebridad. El músico mediocre, quien antes sólo contaba con una amiga, Ellie Appleton (Lily James), como agente artístico a su medida y admiradora incondicional, de pronto se convierte en un encantador maestro de la impostura impune.
Los momentos más afortunados de la comedia son atribuibles al carisma cómico de ese “nowhere man”, malogrado compositor y cantante que Himesh Patel interpreta con gozoso desenfado. En menor grado, su amigo Rocky (Joel Fry), cómplice en aciertos milagrosos y viejas desventuras, cumple decorosamente su papel de comparsa bufón. Basta ver a un atribulado Jack Malik buscar desesperadamente en su tesoro discográfico la música ya inexistente de los Beatles o cualquier mención, inmediata o remota, en Google de canciones o biografías relacionadas con ellos, para entender hasta qué punto esta comedia de Boyle podía haber alcanzado cimas de un absurdo desvarío (un poco en el mejor estilo de los hermanos Cohen), de no haberse detenido y demorado el director y su guionista en situaciones románticas a la postre triviales.
Con el punto de partida argumental de “Yesterday”, cada espectador podría a su vez imaginar lo qué sucedería en el mundo si figuras emblemáticas, como alguna otra estrella pop o un líder religioso global, o productos comerciales al parecer indispensables, o la propia Internet o el Whatsapp de pronto desaparecieran de la memoria y la realidad colectivas. Y ese mar de suposiciones o posibilidades daría materia suficiente para las situaciones humorísticas más peregrinas y audaces.
El gran fabulador que es el Danny Boyle de “Quisiera ser millonario” (2008), habría sido capaz de mantener un tono delirante de principio a fin si tal hubiese sido el propósito de “Yesterday”. Se prefirió en cambio edulcorar la propuesta fantasiosa y poder así conectar con el gran público de un modo