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EL NUEVO TERMINATOR Y LINDA HAMILTON: LAS VIEJAS GUERRERAS NUNCA MUEREN.

Oscar Rodríguez Gómez
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A don Arnold Schwarzenegger le fascina México. En la fiebre conmemorativa de todo en 2019, “Total Recall” va por sus treinta años y el ex gobernador de California se encantó con que el reset hasta la continuación de la segunda entrega del “Terminator” se filmase -según el guion-, en la tristemente famosa frontera mexicana. Encanto que se desvaneció cuando los productores decidieron rodar en una España simulando México. Que miedo.

 

Y aún peor que, por ejemplo, en “Sicario” (Denis Villeneuve, 2015),

mientras el horror de casas de seguridad rellenas de cadáveres

mutilados y putrefactos es contextuado en la guerra Intercarteles y de

estos contra “los buenos” -que a su vez resultan violadores de toda ley

internacional y derecho humano-, en Terminator 6 se prescinde del

semi gore y se muestra la realidad del actual problema migratorio.

 

El gran prólogo muestra la entrada triunfal de una reciclada Sarah

Connor (Linda Hamilton) en medio de una autopista fronteriza para

proteger a una “mexicanita” perseguida por un nuevo Terminator.

Efectuado el rescate, y hechas las presentaciones con el sub terminator

Cyberdyne Systems T-800 modelo 1.0.1, (Noldi, el de siempre: T-800),

la escena se traslada a los campos de concentración de indocumentados. Ahí si la migra gringa se exhibe como clones de esbirros de Eichmann –“mexicanitos” en vez de judios-, y en la ficción, el año es apenas 2022.

 

En un real 1990, tras el demoledor éxito de la primera entrega de “Terminator 1984” -en 2008, la película fue considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry- el santo súbito Schwarzenegger es llamado por Paul Verhoeven (creador de Robocop) para lo que sería su obra maestra, “Total Recall” (“Vengador del futuro”. Y todavía en el remake con la buenotota Kate Beckinsale se repite la oligotradución) que se filmaría en la hoy CDMX, entonces conocida como D.F., el defectuoso.

 

Aunque es hasta que se convirtió en filme de culto “Total Recall” que los productores se volcaron en la enloquecedora Sharon Stone para degenerarla en “Bajos Instintos” (también de Verhoeven en 1992) y convertir a la falsa esposa del héroe, “Lori”, en una de las primeras amazonas en artes marciales. El reconocimiento que mantiene el clásico se debe a sus locaciones chilangas, sede de las aventuras terrícolas (porque las hay también en Marte).

 

Todas las locaciones de la primera parte de Total Recall (esto es, la parte que supuestamente transcurre en la Tierra) son excursiones fantásticas por edificios de la Ciudad de México, ejemplos en gran medida de la arquitectura del priísmo tardío, que abarca desde fines de los sesentas hasta principios de los noventas, las cuales ejemplifican el proyecto fallido de encauzar el país hacia la modernidad (tercermundista o integrada, paternalista o neoliberal) conducido por el monopolio del poder presidencial. Verhoeven puso a Schwarzenegger a actuar en por lo menos cuatro edificios claramente reconocibles para el habitante de CDMX.

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Se trata de espacios apenas disimulados mediante la facultad de abstracción y recomposición de la cámara, y la sustitución cuidadosa de algunos letreros y signos en la calle. Punto por demás sintomático, se trata en todos los casos de edificaciones de carácter público, lo que supone que, por lo menos en términos de haber aceptado incluir esa ambientación, la película de Schwarzenegger contiene una aparición de CAMEO POR PARTE DEL GOBIERNO MEXICANO a través de su entonces arquitectura reciente.


Bien visto, el corte que Total Recall lleva a cabo sobre la arquitectura de la urbe es extraordinariamente canónico: enfoca el elemento de la infraestructura urbana más prominente del México de fin de siglo XX, el sistema de transporte colectivo “metro”, lado a lado con algunos

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ejemplos sustanciales del corpus central del llamado “movimiento contemporáneo mexicano” de arquitectura. Para empezar, las escenas del departamento y la plaza habitacional donde reside Quaid, el héroe, son en realidad tomas del Colegio Militar, en la carretera de México a Cuernavaca, la obra más famosa del arquitecto Agustín Hernández. Total Recall aprovecha el carácter monumental y ESTATISTA del complejo, a fin de sugerir la imagen de un futuro autoritario e hipertecnológico. Camino de vuelta, Quaid  transita por la carretera bordada de muros de contención que dan acceso al Colegio, para luego ofrecernos una larga perspectiva hacia los famosos edificios piramidales que constituyen el centro ceremonial del complejo.

 

No es sino entonces que la película subvierte la continuidad de la realidad, para integrar imaginariamente a la urbe un edificio desgajado en un suburbio castrense: los vestíbulos del Colegio Militar conectan en la imaginación de la película con los pasillos y túneles de la estación Chabacano del metro de la ciudad de México, adaptada a la estética futurista con una intervención por demás simple, pintar de gris plateado los vagones naranjas y verdes del tren subterráneo. La matanza de inocentes en las escaleras eléctricas es de antología.

 

30 años después del Recall y 36 del primer T-800, “Terminator: destino

oculto” es una cinta que mantiene claros sus objetivos: darle

continuación a las dos primeras películas de la franquicia, entretener

al público con explosivas escenas de acción y por supuesto, reunir a

los dos pilares principales: Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger,

quienes vuelven emocionantes y divertidos cada uno de los momentos

que comparten en la pantalla. No hay nada más, no existen

complicaciones innecesarias y es una cinta que no oculta sus

deficiencias, pero que sabe aprovechar sus variados aciertos para que

los fans puedan volver a conectarse con unos de sus personajes favoritos.

 

Esta nueva entrega se desarrolla 20 años después de los primeros

acontecimientos que llevaron a Sarah Connor (Linda Hamilton) a convertirse en la gran salvadora de la raza humana al impedir el Día del Juicio en el que Skynet se haría del control del planeta y aniquilaría a cualquier ser viviente. Sin embargo, el futuro no se cansa de mandar nuevos y mejorados Terminators; en esta ocasión el Rev-9 (Gabriel Luna) tiene un objetivo diferente: Dani Ramos (Natalia Reyes), una chica mexicana que vive tranquilamente con su hermano Diego (Diego Boneta) y su padre y quien será el nuevo oscuro objeto del deseo por su futuro embarazo de un nuevo John Connor -quien no queda claro, en “Destino Oscuro”, a qué versión creerle sobre su muerte-.

 

Es momento de que, en tiempos de #meToo emerja la súper soldado enviada de un misterioso futuro, Grace (Mackenzie Davis), quien aparece en el lugar y sitio adecuado para salvarle la vida. A partir de este momento comienza una batalla entre nuevas máquinas que sólo saben hacer una cosa: asesinar un objetivo específico pasándose por el arco lo que a su paso encuentran. Buenísima la Grace (hermoso nombre) de Mackenzie Davis, la cautivadora escort humana Mariette, en el mundo de carne artificial de “Blade Runner 2049”.

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Terminator 6 mantiene la esencia principal de la historia que tanto ha hecho prevalecer la saga a través de los años, sin embargo, según El Pais y La Jornada, esta vez fue diferente: James Cameron (“Titanic”, “Avatar”) creador de toda la saga, volvió a involucrarse de lleno en el guion y sin duda es evidente el cambio. La última cinta de la franquicia en la que Cameron decidió aportar ideas fue en la lejana Terminator 2: Juicio Final , por ello lo malitas que resultaron las tres películas que le siguieron. Y peor la serie de TV.

 

Sin darle todo el crédito ni mucho menos, Cameron se atreve a probar diferentes caminos para recontar la historia, razón por la cual hay nuevos personajes destacados presentados por Natalia Reyes, Mackenzie Davis y Diego Boneta. Esto es un verdadero respiro, YA ESTUVO con el famoso soldado que encabezó la resistencia en contra de Skynet; aquí podemos encontrar nuevos detonantes que le complicarán la existencia a sus protagonistas. Bienvenidos los cambios al interior de una franquicia.

 

LA LINDURA DE LINDA


Linda Hamilton es uno de los ejemplos más cínicos del desprecio de Hollywood a las actrices cuando superan los 30 años. Hoy, a sus 63, demuestra en Terminator: destino oscuro, que puede correr tanto o más que su compañero de saga Arnold

Schwarzenegger, y que es mejor intérprete que otros muchos colegas de profesión. El nuevo Terminator no solo apuesta por un papel activo de las mujeres, sino que el personaje de Hamilton incide en que las viejas guerreras nunca mueren. Y que valga el cliché.

 

Hamilton desapareció del mapa de Hollywood por diversas razones. Durante mucho tiempo su carácter estuvo marcado por su bipolaridad, que no logró controlar hasta que empezó el tratamiento. Ella misma confirma que su primer matrimonio con Bruce Abbott, el actor de “Re-Animator” (inolvidable paseo del protagonista cabeza en charola) le alborotó su trastorno. Pero dicho eso, la actriz asegura que cuando sus dos hijos se fueron de casa -uno de Abbott, otra de James Cameron-, descubrió que no había llamadas de su agente. Se mudó a una granja en Virginia, para estar cerca de su madre y de su padrastro, y fallecidos estos, se fue a Nueva Orleans, donde reside actualmente. "Nunca he necesitado el ambiente de Hollywood", ha asegurado en varias entrevistas.

 

Tras los dos primeros Terminator, tanto Hamilton como Cameron -que se divorciaron cuando la actriz descubrió el affaire entre el director y la actricita de “Titanic” Suzy Amis- se desvincularon de la saga. No así don Arnold, quien hace una semana decía a ICON (suplemento cultural ibérico): "Para mí siempre es un placer estar con Linda. James (Cameron) me contó la idea de volver al final de la segunda película y que por tanto Linda volvería. Para mí fue un subidón". A su lado, Hamilton -los dos actores respondían a las preguntas desde Londres- contaba: "Rechacé seguir en la saga hace años, porque no tenían lo que SI aporta esta historia: volver a la esencia, a los personajes. Tú puedes hacer explotar muchos edificios, pero si no te importa quién está dentro da igual. Hay que crear los personajes, amarlos y que al público le importe lo que les ocurre".

 

Por eso aceptó ponerse en la piel de Sarah Connor una vez más. Es el papel que ha

marcado su carrera, desde que en 1984 hizo casting para el primer T-800 y

Cameron se quedó tan impresionado con Hamilton, que cambió la edad del

personaje y lo llevó desde los 19 años del guion a los 27 que tenía la actriz en el

rodaje. Luego haría en 1991 el Terminator 2 y no se supo más. Hasta que también dijo

a ICON en la entrevista: "Me gusta que el mensaje de este nuevo filme es que los

sesenta son los nuevos treinta... Pero no es cierto. He luchado por aparecer en cada

plano, por hacer yo misma las secuencias de acción. Y lo he logrado hasta cierto

punto. Mi cuerpo, a pesar del duro entrenamiento, ya no es el que era. En esta

ocasión, por ejemplo, ha sido dificilísimo todo el metraje rodado bajo el agua,

porque nos provocaba resfriados y otitis que luego nos torturaban -yo, por ejemplo,

no sentía el equilibrio y sufría vómitos- cuando colgábamos de arneses", recuerda.

"Batallé porque el guion recordara que el tiempo ha pasado en Sarah, una de las

líneas fundamentales de la trama, y que se mostrara su ira".

 

Sobre Schwarzenegger, resalta su compañerismo: "Me impresionó mucho el cariño

que le tengo. No nos habíamos visto desde su toma de posesión como gobernador

de California en 2003, y fue como si siempre hubiera estado ahí". Entre risas, el

aludido le interrumpió en la rueda de prensa: "Con lo bien que te lo pasas conmigo"

… "Solo volveré por él a Terminator", dijo cariñosa. A lo que Schwarzenegger apostilló:

"Linda es maravillosa. Trabaja la que más, se lo toma todo con seriedad, y eso se traduce claramente en pantalla".

 

A Hamilton le tomó seis semanas decidir si quería encarnar a Connor, la mesera convertida en guerrera que junto con Schwarzenegger hizo que las dos primeras cintas de “Terminator” fueran de las mejores cintas de acción que se hayan realizado. Sus dudas derivaban del temor de que su regreso como Connor en “Terminator 6” no cumpliera las expectativas de las entregas anteriores. “Estaba aterrada”, recordó. “Realmente no quería decepcionar a Sarah Connor. Ahí es a donde voy cuando tengo miedo. Uno por lo general lamenta lo que no hizo, así que pensé, ‘si estoy así de aterrada, quizás esa sea la razón para hacerlo’”.

 

 

Le preocupaba que “Dark Fate” dañara el legado de “Terminator 2: Judgment Day”, pero dijo que los emails de Cameron tres años antes detallando los pro y los contra de interpretar a Connor, y su entusiasmo por el proyecto, ayudaron a tranquilizarla. La nueva cinta ignora tres de las secuelas previas de la franquicia, incluyendo “Terminator: Genisys” de 2015, que no tuvo éxito entre el público estadounidense pero sí un buen desempeño en otros países. “Dark Fate” comienza poco después de donde termina “T2″.

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Schwarzenegger dijo que Hamilton, a sus 63 años, le devolvió algo de “frescura” a la franquicia.”Creo que puso el listón muy alto de nuevo, como lo hizo en 1991”.  Especialmente como una mujer ahora en sus 60s. No conozco ninguna otra dama de acción en sus 60s haciendo lo que ella hace. Sólo Cameron tiene realmente el coraje de hacer algo así. Pero él siempre se siente muy cómodo con ese tipo de ideas, especialmente con mujeres como heroínas de acción”.


Sin embargo, algunos críticos se han quejado de los diálogos entre los personajes femeninos. “Realmente tuvieron problemas para componer el guion”, señaló Linda. “Hubo tantos escritores. Estaban cuatro meses tarde cuando me entregaron el guion, porque no querían que leyera el

primer borrador. Al final, creo que realmente hicieron un trabajo bárbaro, pero todo el proceso fue un gran desafío, incluso mientras filmábamos… Fue muy loco para mí, porque nunca había tenido que trabajar de ese modo y tratar de llenar espacios en blanco cuando nos sabes dónde has estado o a dónde vas o cuándo vas a saberlo. Actuar es un trabajo lineal: uno quiere saber precisamente de dónde viene, hacia dónde va y yo llené esos momentos con tanta autenticidad como pude”.

 

Hamilton dice que Connor sigue queriendo vengarse de los Terminator, pero se reúne a regañadientes con Schwarzenegger, una máquina asesina que viajó en el tiempo y que ha desarrollado una consciencia. El personaje de Connor tampoco es fan de los humanos, pues “la raza humana construye máquinas que crean su propia muerte”, dijo la actriz. Ahí están, aquí y ahora, TODOS los smarts y su modo de uso en el agonizante régimen neoliberal.

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