El que debió ser un bonus disc y que acabó cobrándose como nuevecito, reúne según eso la totalidad de las rolas creadas durante el viaje que significó “Egypt Station”. Van desde las grabadas en estudio, donde destaca la versión larga del hit original de “Egypt…”, la sorprendente 'Get Enough', hasta shows en vivo capturados en conciertos de lo que va del año en Abbey Road Studios, en la aún viva y emblemática The Cavern y hasta en Grand Central Station.
LA PERRA HA VUELTO
“¿Cómo fue tu infancia, Elton?”, pregunta Sebastian Rich en la introducción al Soundtrack Original de “Rocketman”, el cacareado biopic de Sir Elton John quien responde, en voz de Taron Egerton, con chicas del coro y todo:
I was justified when I was five
Raisin' Cain, I spit in your eye
Times are changin' now the poor get fat
De hecho, la película arranca con la llegada de su protagonista a una reunión de alcohólicos anónimos que servirá como hilo conductor para repasar diferentes etapas de su vida. Sin embargo, son las canciones las que sirven para hacer avanzar la trama en lugar de servir como un hecho aislado más o menos memorable. El primer súper número musical, “Saturday night is allright for fighting”, resulta ambientado en un pub victoriano, y no en las entonces nacientes discotheques o de plano en las calles, como lo muestra el cover que a la rola le hicieron The Who.
Y es que Rocketman se aleja mucho de los mejores biopics de artistas musicales de la historia del cine: Bird (1988), sobre Charlie Parker; Last Days (2005), sobre Kurt Cobain; I’m Not There (2007), acerca de Bob Dylan; Control (2007), la vida y muerte de Ian Curtis (Joy Division); The Runaways
TENIS, CINE & ROCK AND ROLL
Página del Oscarito, para leer sin prisa.
CARRERA CUÁNTICA: 3 MINUTOS PARA UN CÁLCULO DE 10 MIL AÑOS.
El Pais America.
Google ha dado un buen campanazo con su anuncio de la “supremacía cuántica”, la demostración empírica de que hay ciertos cálculos que, en la práctica, solo están al alcance de un ordenador cuántico, una máquina basada en la misteriosa física que impera en las escalas subatómicas, donde una partícula puede estar en dos sitios a la vez, y dos partículas entrelazarse para actuar como si fueran una sola, por más lejos que estén una de otra. Tras la propuesta inicial de Richard Feynman, uno de los físicos más brillantes del siglo XX, los científicos han aprendido que esas propiedades chocantes del mundo microscópico se pueden utilizar para crear qubits, un tipo de bit que no solo puede adoptar los valores 1 y 0, sino también los dos a la vez, lo que acelera las computaciones por vastos factores.
Y Google acaba de mostrar que una máquina de solo 53 qubits
hace en tres minutos un cálculo que le llevaría 10.000 años al
ordenador convencional más veloz del mundo.
El avance se ha comparado al primer avión de los hermanos
Wright, que voló 40 metros. Volar esa distancia no vale para nada,
pero constituye la prueba de principio de que un artefacto más
denso que la atmósfera se puede mantener en el aire. Del mismo
modo, el cálculo de Google carece de interés práctico, pero
prueba el principio de que un ordenador cuántico supera al
convencional, al menos para ciertas operaciones. No es probable
que veamos a corto plazo ordenadores cuánticos en los
despachos ni en los bolsillos de la gente. Pero, si la historia de
la tecnología nos enseña algo, es que lo que hoy es experimental, caro e ineficaz, será mañana industrial, barato y poderoso.
Entre las aplicaciones previsibles de la computación cuántica están la criptografía y la ciberseguridad, el diseño de medicamentos y la creación de nuevos materiales. Pero los físicos del sector saben que eso no será más que el principio. Con unos cuantos qubits más y otros cuantos errores menos, los ordenadores cuánticos abrirán un nuevo continente a la tecnología.
Una evidencia de la importancia que las grandes firmas tecnológicas están dando a esta línea de investigación es la angustiada reacción que otro gigante del sector, IBM, ha exhibido ante el reciente anuncio de Google. IBM se ha apresurado a negar que sus poderosos ordenadores convencionales vayan a tardar 10.000 años en hacer el mismo cálculo, y asegura que se lo ventilarían en unos días. La carrera cuántica está en marcha.