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CAMBIA DIMENSIÓN D. A. PENNEBAKER, CREADOR DEL ROCKUMENTAL.

Agencias
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Si no inventó el documental de Rock, o el “rockumentary”, al menos sí se puede asegurar que Donn Ada Pennebaker (Evanston, Illinois, 1925 - Long Island, 2019) lo convirtió en un género. Pennebaker, que falleció a los 94 años el pasado 1 de agosto -aunque su hijo no lo hizo público hasta el domingo 4- dirigió varias obras maestras de este género en las que no solo aunaba -en un equilibrio difícil de encontrar- cine, música y retrato del artista, sino también plasmó el espíritu de cambio de los años sesenta.

 

Ese combo luce en “Don't Look Back” (1967) -sobre Bob Dylan-, Monterey Pop (1968) -acerca del mítico festival preWoodstock- y Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1973), centrado en el concierto en el que David Bowie despidió a su alter ego Ziggy Stardust. Por si fuera poco, a Pennebaker en realidad le interesaba más la política, y detrás de las campañas electorales dedicó otra pareja de títulos clásicos: “Primary” (1960), codirigido por Robert Drew, y “The War Room” (1993), codirigida con su esposa Chris Hegedus. Por esa inmensa labor recibió, entre diversos premios, el Oscar de Honor en 2013, en cuya entrega Michael Moore, que le presentaba, dijo: "Inventó nada más y nada menos que el documental moderno".

 

Pennebaker fue hijo artístico de dos corrientes cinematográficas: el cinéma vérité europeo y el direct cinema estadounidense. A ellas llegó a inicios de los años cincuenta, tras estudiar Ingeniera Electrónica en la Universidad de Yale y tras su paso por la Armada. Hijo de un fotógrafo, John Pennebaker, en Nueva York encontró rápidamente compañeros de aventuras fílmicas, como otro de los pioneros del documental, Francis Thompson.


Tras debutar en 1953 con el corto “Daybreak Express”, en el que mezclaba imágenes del subway retratado con técnicas experimentales en su paso

por la Tercera Avenida de Manhattan con música de Duke Ellington, se asoció en 1959 con Robert Drew y Richard Leacock para producir documentales para ABC News y la revista Life. Aunque lo firmó Drew, en “Primary” los dos se repartieron el trabajo de seguir en las primarias demócratas de Wisconsin a Hubert H. Humphrey y a John F. Kennedy. Dos años después dirigió “Jane”, retrato de la producción de un montaje teatral protagonizado por Jane Fonda.

 

En 1965 Albert Grossman, representante de Bob Dylan, le llamó para que rodara

un documental sobre el músico aprovechando la gira de presentación del disco

“Bringing It All Back Home”. A Pennebaker le ayudó un avance tecnológico: las

cámaras que sincronizaban imagen y sonido. Eso le dio absoluta libertad de

movimientos que permite fluidez narrativa e intimidad con el espectador, con lo

que el público asiste como un testigo en primera línea a la electrificación del

sonido de Dylan. Además, contiene la famosa secuencia en la que el músico -la

idea fue suya- muestra a la cámara carteles con la letra de “Subterranean

Homesick Blues”, mientras al fondo Allen Ginsberg conversa con otra persona.

 

En “Monterey Pop” (1968) filmó el famoso primer macroconcierto de todos los

tiempos. Ahí estaban The Who, Jefferson Airplane, Grateful Dead, Country Joe,

Ravi Shankar, Otis Redding, Janis Joplin y Jimi Hendrix, que quemó y destrozó

su guitarra en el escenario tras tocar “Wild Thing”. Y en “Ziggy Stardust and the

Spiders from Mars” (1973), rodó la última actuación de David Bowie - Ziggy

Stardust, en Ámsterdam el 3 de julio de 1973.

 

Los fans de Depeche Mode también recuerdan su filme “101” (1989). Y en otro de sus incisivos retratos, “The War Room” (1993), el director siguió el inicio de la carrera a la Casa Blanca de Bill Clinton centrándose en el día a día de algunos de sus ayudantes. Con este trabajo, Pennebaker y su tercera esposa, la también documentalista Chris Hegedus, obtuvieron una candidatura al Oscar. Ese filme inspiró a Aaron Sorkin la serie “El Ala Oeste de la Casa Blanca”. Como cine- fotógrafo Pennebaker trabajó a las órdenes del literato Norman Mailer en tres filmes, incluido “Maidstone” (1970), en el que el actor Rip Torn atacaba al final con un martillo a Mailer.

 

El cineasta siguió trabajando en documentales y vídeos musicales hasta 2016, siempre defendiendo que el documentalista tiene que interferir lo menos posible entre el retratado y el espectador. Ese año aún estrenó el sorprendente “Unlocking The Cage”, que refleja la lucha de un grupo de abogados obcecados en lograr la personalidad jurídica para elefantes, simios y cetáceos en Estados Unidos.

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