El que debió ser un bonus disc y que acabó cobrándose como nuevecito, reúne según eso la totalidad de las rolas creadas durante el viaje que significó “Egypt Station”. Van desde las grabadas en estudio, donde destaca la versión larga del hit original de “Egypt…”, la sorprendente 'Get Enough', hasta shows en vivo capturados en conciertos de lo que va del año en Abbey Road Studios, en la aún viva y emblemática The Cavern y hasta en Grand Central Station.
LA PERRA HA VUELTO
“¿Cómo fue tu infancia, Elton?”, pregunta Sebastian Rich en la introducción al Soundtrack Original de “Rocketman”, el cacareado biopic de Sir Elton John quien responde, en voz de Taron Egerton, con chicas del coro y todo:
I was justified when I was five
Raisin' Cain, I spit in your eye
Times are changin' now the poor get fat
De hecho, la película arranca con la llegada de su protagonista a una reunión de alcohólicos anónimos que servirá como hilo conductor para repasar diferentes etapas de su vida. Sin embargo, son las canciones las que sirven para hacer avanzar la trama en lugar de servir como un hecho aislado más o menos memorable. El primer súper número musical, “Saturday night is allright for fighting”, resulta ambientado en un pub victoriano, y no en las entonces nacientes discotheques o de plano en las calles, como lo muestra el cover que a la rola le hicieron The Who.
Y es que Rocketman se aleja mucho de los mejores biopics de artistas musicales de la historia del cine: Bird (1988), sobre Charlie Parker; Last Days (2005), sobre Kurt Cobain; I’m Not There (2007), acerca de Bob Dylan; Control (2007), la vida y muerte de Ian Curtis (Joy Division); The Runaways
TENIS, CINE & ROCK AND ROLL
Página del Oscarito, para leer sin prisa.
EL INFIERNO DE PRAGA, MEXICO Y CHICAGO: 50 BB.
PARTE TRES.
Oscar Rodríguez Gómez
La versión cinematográfica de “La insoportable levedad del ser”, (Philip Kauffman, 1988) bastante lejana de la moda Milan Kundera, deja dudas en su diseño de producción de la Praga de 1968. En las callejuelas de la más linda ciudad de Europa Central, las tomas en efecto muestran una juventud checa de jeans y mini, botas y sandalia, guitarreada contestataria en cada esquina y salones de baile todo en neón, pero donde se baila “That’ll be the day” de Buddy Holly. Peor aún, el fondo incidental es la versión de “Hey Jude”, meses antes de su publicación, ¡cantada en checo! Sin embargo, en cine ficción no hay otras secuencias que se acerquen a lo que fue el intento de cambio radical tras la entonces vilipendiada “cortina de hierro”, que las que el film de Kauffman retrata.
Las fichas históricas refieren que “La Primavera de Praga fue un período de liberalización política en Checoslovaquia, durante la Guerra Fría, que se prolongó desde el 5 de enero hasta el 20 de agosto de 1968, cuando el país fue invadido por la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia. Se trataba de un
movimiento que buscaba modificar progresivamente aspectos totalitarios y burocráticos que el régimen soviético tenía en este país y avanzar hacia una forma no totalitaria de socialismo: el “socialismo con rostro humano”.
Con una actitud más parecida al movimiento flor, que cumplía su primer año, que a un liderazgo emocional y populista, Aleksander Dubceck, presidente, legalizó la existencia de múltiples partidos políticos y sindicatos, promoviendo la libertad de prensa, de expresión, el derecho a huelga, etc. El sueño (el segundo, después de Hungría 1956) termina en agosto de 1968, cuando las tropas y tanques del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia dando fin al proceso de apertura política.
“Hey Jude” es una canción lanzada el 26 de agosto de 1968 como primer sencillo del sello discográfico de los Beatles, Apple Records. La ficha refiere que el tema es una balada que evolucionó a partir de «Hey Jules», canción que Paul McCartney escribió para consolar a Julian, el hijo de John Lennon, después del divorcio de sus padres. La canción inicia con una estructura de verso-puente basada en la interpretación vocal y el acompañamiento al piano de McCartney, a los cuales, según progresa la canción, se van añadiendo detalles complementarios que distinguen sus distintas secciones. Después de la cuarta estrofa, cambia a una coda que se desarrolla durante más de cuatro minutos, hasta apagarse progresivamente.
Con más de siete minutos de duración, fue en su tiempo la canción más larga de la historia en ocupar el Top 10 de las listas británicas de sencillos, mientras que pasó nueve semanas como número uno en Estados Unidos —el tiempo más largo que ha permanecido una canción de The Beatles en la parte superior de las listas estadounidenses—. Hasta la desaparición del miniEP, el sencillo había vendido más de ocho millones de copias y se incluye en las listas de las mejores canciones de todos los tiempos. El lado B, de sumo contraste, es el aniquilador “Revolution”, más en el espíritu de “Twist and shout” que en el de “La Internacional”. Pero eso es otra historia.
EN BLANCO Y NEGRO
La noche de Tlatelolco extendió su manto para siempre en México. Ni perdón ni olvido para los actores políticos, empresariales y militares que lo orquestaron. De las decenas de países donde la explosión del ’68 se manifestara, que por ejemplo en la China de Mao se convirtió en purgas culturales, ninguna (ni la bota rusa sobre los checos) fue reprimida con la saña tan
mexicana que caracteriza nuestra “hijez de la chingada”. Y
a ello súmele, ya entrados en peladeces, el valemadrismo
de las clases medias, vulgoignaro chupabotes de cerveza
hipnotizado por los medios de estupidización,
contemplando, algunos a todo color, los juegos de la XIX
Olimpiada.
La cereza del pastel se colocó el 5 de noviembre. Richard
Nixon derrota a Hubert Humphrey y asciende a la
presidencia en Washington. El demócrata no resistió las
consecuencias de la accidentada convención de Chicago,
del 26 al 29 de agosto, aprovechada por los manifestantes
contra la guerra de VietNam, quienes protestaron durante
toda la convención, enfrentándose con la policía en los
alrededores del Anfiteatro Internacional de Chicago, en
las calles, y en los parques Lincoln y Grant. El alcalde Richard J. Daley mantuvo una línea particularmente dura frente
a los manifestantes, negándose a permitir reuniones, mítines o marchas, y exigiendo que se hiciese uso de la fuerza necesaria para doblegar a la gente.
Los chavos fueron agitados por varios discursos y el jaleo electrizante del concierto de The MC5, la única banda que tocó en la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago. Algunos de los manifestantes más famosos, que incluían a Abbie Hoffman, Tom Hayden y Dave Dellinger, fueron conocidos colectivamente como los Chicago Seven, mote despectivo por ser acusados de “conspiración en conexión con la violencia”.
Y por fin el 22 de noviembre, cinco años después de otro crimen de Estado, el de JFK, las disqueras de Gran Bretaña, Europa Continental y Estados Unidos de America colocaron en sus escaparates una millonada de LP’s cuya portada era de un blanco absoluto, acaso maculado por la frase The Beatles.
(Próximo capítulo: los discos de la época)