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ANIVERSARIO NADA POSITIVO

Antonio Gershenson (Revisado, N.R.)
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El 6 y el 9 de agosto se cumplieron 74 años del ataque con bombas atómicas contra dos ciudades de Japón. Hoy, los episodios de amenaza entre Corea del Norte y Estados Unidos de América se reavivan constantemente, igual que con las amenazas de EU a Irán. El pretexto es el control de la producción de armas nucleares.

 

Sin embargo, el país de Donald Trump sí falta a los compromisos mundiales

para acabar con la amenaza de una guerra nuclear. Ha hecho ensayos de

guerra con barcos de Estados Unidos y Corea del Sur en aguas de este último

país asiático.

 

El lanzamiento de las bombas en Japón en 1945 fue un hecho político

deliberado. Había reuniones de los gobernantes de la URSS, Inglaterra y

Estados Unidos. Siendo Roosevelt el presidente de este último, asistió a la

Conferencia de Yalta. Entre los acuerdos de esta conferencia se aceptó que

Rusia entrara a la guerra contra Japón el 7 de agosto y ocupara terrenos

invadidos por este país y que los soviéticos estaban liberando dichos

territorios incluyendo Manchuria y zonas que la rodeaban. Partes de China que eran vecinas de éstas, estaban siendo liberadas por fuerzas dirigidas por el Partido Comunista de China, que tenían excelentes relaciones con los soviéticos. El 12 de abril murió Roosevelt y le sucedió Harry Truman, mucho más derechista y violento que su antecesor.

 

El gobierno de EEUU, ya con Truman en la presidencia, y más agresivo, ocultó durante años, no tanto al ejército de Japón, sino a la población civil de esas ciudades, la enorme destrucción ocasionada por las bombas. Las secuelas de los bombardeos dieron como resultado muchas muertes durante los años siguientes, por la radiactividad.

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La bomba atómica debe ser un arma prohibida a todos los países, pues va en contra de la población civil ante todo. Pero en el caso que citamos al principio, ha sido también parte de una política de terror contra los países que no se someten al imperio. Debe pactarse también entre las naciones que tienen este tipo de armas, un acuerdo de un proceso de liquidación vigilada por todos los países y para todas las armas de este tipo.


La energía nuclear no debe utilizarse para construir bombas atómicas, ni siquiera para pruebas. No es justo que Estados Unidos se tome la libertad unilateral de prohibirlas. Es aún más injusto que el único país que ha causado muertes civiles masivas, se considere juez mundial al respecto. Debemos

recordar que el uso pacífico de la energía nuclear es mucho más amplio y de diversos fines, sobre todo para la generación de electricidad.

 

Como el uranio enriquecido se va desgastando, tiene que ser restablecido cada año. En México se debe utilizar el uranio natural por ser de mayor durabilidad y por ser menos problemático. Tenemos el ejemplo de India, donde tienen más de 20 plantas operando y siete plantas más están en construcción. Esa variante, la de uranio natural, se debe usar aun en países que no tienen bomba atómica, como es el caso de México.

 

En la planta de Laguna Verde se tiene la necesidad de reponer anualmente el

uranio enriquecido por su decaimiento sucesivo. Es necesario extraer y refinar

regularmente el uranio natural y poder usarlo de forma creciente para la

generación de electricidad.

 

En conclusión, se deben eliminar todas las bombas atómicas y de hidrógeno del

mundo y se tienen que respetar los acuerdos internacionales. No deben

emplearse como amenaza política. Para la generación de electricidad es

conveniente utilizar el uranio natural, dado que se libera parte del consumo de

petróleo y de gas, que no son renovables, por lo tanto, deberán utilizarse todas las fuentes disponibles.

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