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ADIÓS A LAS ANTÍPODAS EN WIMBELDON.

Oscar Rodríguez Gómez 
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Nunca en la era abierta del tenis femenil se había dado tal amargura. La vergüenza de Naomi Osaka como quiera se le quita. Le sobra infantilismo, resentimiento, locura por el éxito rápido, arrogancia de “nueva rica” y fealdad, mucha fealdad de cuerpo y ghost. Su aleatoria antípoda solamente estos dos días en Wimbledon, María Sharapova, carece de esos defectos (es mucho más arrogante, pero con estilo). La rusa arrodillada únicamente por ella misma, a salvo en sus negocios y el jet set con el que sus pares ni sueñan, ha de convencerse de que cuando la pasión desdeña al poder, el fin trágico, o tragicómico, en el mejor de los casos, cobra la peor factura.

 

Por inercia favorita en Wimbledon encima de Barty, la nueva Uno, la Osaka cae en el estreno del Championships de Londres y se pone a llorar ante los medios de comunicación. Le ha costado muy caro el ataque de diva que tuvo a la conclusión del Abierto de Australia y que acabó con el despido de Sascha Bajin como entrenador. Desde entonces, la que era número uno mundial ha dejado de serlo. Y ha pasado de ganar los dos últimos grandes a ceder en la tercera ronda de Roland Garros y el lunes primero de julio en el debut sobre el césped de Wimbledon.

 

La Osaka se ha dado de bruces con la cruda realidad, la más pedestre posible: su fragilidad sobre pasto. La japonesa ha sido incapaz de rescatar su autoridad frente a una jugadora poco famosa que se llama Yulia Putintseva, 39 del ranking, 24 de edad, que juega por Kazajistán pero radica en Moscú y que resultó imperial en los contraataques y con tal habilidad de mano que le permitió hacer muchas variaciones y sacar a Osaka de su zona de confort.

Hoy, amargos quince años. El daño por la pifia del dopaje ha cerrado la cuenta. La destrucción de la carrera tenística de Masha parece haberse consolidado. Sólo pasión le queda a la máxima IMAGEN que el tenis de mujeres ha dado a luz. Triste debut para Maria Sharapova en Wimbledon2019. La tenista rusa se quería sacar la espina de los últimos años y dejó escapar un partido que tenía controlado para quedar eliminada en la primera ronda.

 

Humilde francesita infaltable en la Fed Cup. Veterana sin más importancia que su constancia y tenacidad, Pauline Parmentier superó a Masha por parciales de

46, 76 y 5-0, tras dos horas y 17 minutos de acción. Una manga de 5-0 que María optó por abandonar y mandar con ello al demonio la que pudo ser su fiesta de quince años.

 

Y sin voltear a ver a los medios, con su usual ritual de salir de cancha llorando para irse a encerrar tres días en casa, la siempre diva de inmediato es árbol caído para hacer leña. Algunos ejemplos: “Masha estaba en busca de su primer triunfo en la Catedral desde 2004. Estuvo suspendida dos años por dopaje y en la edición anterior, al igual que esta, perdió en la primera ronda.

Éste fue apenas el quinto torneo que disputa la rusa en la actual temporada, y apenas acumula seis victorias”.

 

“Todo marchaba bien para María Sharapova hasta que sacó para ganar el partido. 64, 5-3 campeaba en el marcador a favor de la rusa, con una sensación de superioridad

O como dice TennisWorld: “Mal y de malas. Si hace unos días perdió su posición como la número uno del mundo, ahora cedió en la primera ronda de Wimbledon. La tenista japonesa Naomi Osaka sufrió un duro revés en el césped británico al ser superada en su debut con parciales de 76 (4) y 62 a manos de la kazaja Yulia Putintseva. Una hora y 35 minutos en la cancha central le tomó a la kazaja protagonizar el primer gran batacazo de Wimbledon 2019. A Osaka nunca se le vio cómoda, al contrario, se frustró por no encontrarle el modo a su oponente. La nipona tuvo 38 errores no forzados, y así es imposible buscar trascender en una superficie que no se le da en

absoluto”.

 

Ante lo impredecible que aumenta el torneo de damas en el Grand Slam

de Londres, a la hora de comparecer ante los medios y dar su punto de

vista la haitiano-japonesa tuvo que interrumpir su rueda de prensa con

un escueto: "¿Me puedo ir? Es que siento que estoy a punto de llorar". En

serio peligro está su continuidad en el Top 10.

 

 

 

AMARGA QUINCEAÑERA

 

La mirada lasciva de soslayo. El pisar fuerte y luego de puntitas. La voz de la grandeza histórica disponiendo de la cancha. María Sharapova en el césped sagrado donde se encontró con la inmortalidad hace exactamente quince años.

Al amanecer del 3 de julio de 2004, el Times londinense publicaba “La rusa Maria Sharapova se ha proclamado hoy (2 de julio) campeona del torneo de Wimbledon al vencer en la final a la estadounidense Serena Williams en dos mangas: 6-1 y 6-4. La nueva campeona, de 17 años, se convierte en la primera jugadora rusa que vence en el torneo londinense”.

 

“Sharapova ha impedido que la menor de las hermanas Williams se hiciera con el título de Wimbledon por tercera vez consecutiva tras un año plagado de lesiones y sinsabores. Sharapova, la segunda jugadora más joven que vence en el All England Tennis Club, se ha deshecho de la todopoderosa Serena con mucha más facilidad de la prevista, con un juego vistoso y elegante, basado en la colocación de sus golpes…”

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notable que terminó de improviso. La relajación condujo a Masha a errores infantiles en momentos importantes, y tras perder el tiebreak lució una tez más que adusta en cancha. Atendida por problemas en su brazo izquierdo, Sharapova abandonó la cancha llorando tras poner fin al partido cuando iba 46, 76, 5-0 abajo en el marcador”.

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