El que debió ser un bonus disc y que acabó cobrándose como nuevecito, reúne según eso la totalidad de las rolas creadas durante el viaje que significó “Egypt Station”. Van desde las grabadas en estudio, donde destaca la versión larga del hit original de “Egypt…”, la sorprendente 'Get Enough', hasta shows en vivo capturados en conciertos de lo que va del año en Abbey Road Studios, en la aún viva y emblemática The Cavern y hasta en Grand Central Station.
LA PERRA HA VUELTO
“¿Cómo fue tu infancia, Elton?”, pregunta Sebastian Rich en la introducción al Soundtrack Original de “Rocketman”, el cacareado biopic de Sir Elton John quien responde, en voz de Taron Egerton, con chicas del coro y todo:
I was justified when I was five
Raisin' Cain, I spit in your eye
Times are changin' now the poor get fat
De hecho, la película arranca con la llegada de su protagonista a una reunión de alcohólicos anónimos que servirá como hilo conductor para repasar diferentes etapas de su vida. Sin embargo, son las canciones las que sirven para hacer avanzar la trama en lugar de servir como un hecho aislado más o menos memorable. El primer súper número musical, “Saturday night is allright for fighting”, resulta ambientado en un pub victoriano, y no en las entonces nacientes discotheques o de plano en las calles, como lo muestra el cover que a la rola le hicieron The Who.
Y es que Rocketman se aleja mucho de los mejores biopics de artistas musicales de la historia del cine: Bird (1988), sobre Charlie Parker; Last Days (2005), sobre Kurt Cobain; I’m Not There (2007), acerca de Bob Dylan; Control (2007), la vida y muerte de Ian Curtis (Joy Division); The Runaways
TENIS, CINE & ROCK AND ROLL
Página del Oscarito, para leer sin prisa.
UNA LEY CONTRA LA ADICCION DIGITAL
Marco Gonsen, Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para sacudirse la adicción al internet, basta con aplicar la inteligencia.
Tan aparente obviedad es la que pareció inspirar al senador republicano Josh Hawley para bautizar el proyecto de ley que presentó al Congreso estadunidense, para atacar desde sus entrañas a los grandes conglomerados que dominan internet.
La iniciativa se titula en inglés “Social Media Addiction Reduction
Technology Act” (Ley de Tecnología para la Reducción de la Adicción
a las Redes Sociales), que forma las siglas SMART (inteligente), y se
propone acabar con los mecanismos mediante los cuales las firmas
tecnológicas buscan que los usuarios pasen el mayor tiempo posible
pegados a sus productos.
Hawley, de 39 años de edad, está convencido de que las empresas son
en mucho responsables de que la gente permanezca horas y horas en
línea. Libran entre ellas una cruenta batalla por captar la mayor parte
de la atención del usuario. Y para ello no escatiman en el diseño de
herramientas.
Una de ellas, por ejemplo, es la reproducción continua de videos. YouTube y Netflix la operan por default y es el usuario el que debe desactivarla, una opción que no siempre es sencilla. De hecho, es muy conocido el mecanismo inventado por el canal de streaming para mantener enganchada a su audiencia: suelta todos los capítulos de una serie el mismo día, y al final de cada capítulo ni siquiera pasan completos los créditos cuando ya está corriendo el episodio siguiente. Después de cierto número de capítulos, Netflix pregunta si el espectador sigue ahí, pues no es raro que muchos clientes se queden dormidos después de cuatro o cinco horas continuas de conexión.
No es nueva la inquietud por este tipo de estrategias. Ya fueron abordadas hace un par de años por el profesor Adam Alter en su libro “Irresistible”, cuyo subtítulo “Why we can’t stop checking, scrolling, clicking and watching” resume las cuatro principales actividades que las personas despliegan en la red: revisar, desplazarse (a través de una página), ingresar a un enlace y observar.
Cualquiera pensaría que bastaría la voluntad de cada persona para ponerle un sano límite al tiempo que consumen estas actividades cibernéticas. Es como cuando los padres de familia imponían a sus hijos un horario para ver televisión.
Con un poco de AUTOCONTROL se dejaría de mirar compulsivamente el teléfono para consultar cuantos likes lleva el nuevo post de Facebook. De hecho, hoy los propios dispositivos contienen mecanismos que miden el tiempo en pantalla y entregan un reporte diario. Con tal ayuda, ¿qué haría falta? De acuerdo con Hawley, no es suficiente: se requiere que esas herramientas ciberadictivas estén reguladas y, mejor aún, prohibidas.
Según su propuesta, en lugar de incentivar la permanencia interminable, las plataformas de internet bloquearían el acceso al usuario cuando transcurrieran 30 minutos de navegación. Es decir, por default, Twitter sólo le daría media hora al día para revisar su timeline y pelearse con quien pueda. Eso sí, si el usuario quisiera permanecer más tiempo, podría modificar en la configuración del sitio el tiempo de permanencia. Pero, al mes, de nueva cuenta se restablecería el límite de 30 minutos.
El scrolling es otro de los mecanismos que están en la mira de Hawley. Las redes sociales son un ejemplo de cómo el usuario puede estar desplazándose por una pantalla que nunca se acaba. Instagram es una sucesión infinita de videos, fotos e historias que un usuario puede recorrer horas y horas sin que llegue nunca al final de la página.
Para frenarlo, la iniciativa propone obligar a las redes a crear “puntos de parada naturales” que obliguen al cibernauta a hacer una pausa después de cierta cantidad de contenido, en la que desestimularía el seguir recorriendo la página sin obstáculos. Por supuesto, quedaría abrogada la reproducción automática de videos y con ello los maratones nocturnos que desvelan a millones de adeptos a películas y series.
Otro mecanismo denunciado por Hawley es el llamado “Snapstreak”,
que estimula a los adolescentes usuarios de Snapchat a enviar fotos
continuamente a sus amigos y llevar el registro de sus rachas.
No se trata de la primera embestida legal que propone el joven
legislador por Missouri contra el poder de los gigantes de Silicon
Valley. En marzo pasado contribuyó a una propuesta para reforzar la
protección en línea de la privacidad de los niños. En mayo lanzó una
iniciativa para impedir que las plataformas de internet rastreen los
datos de los usuarios que no den su consentimiento expreso, como
cuando una persona reporta su número telefónico para no recibir
llamadas de call centers de ventas. Y en junio fue parte de la más
famosa propuesta para obligar a Google, Facebook y Amazon a
informar cuánto valen los datos que recopilan de sus usuarios.
En un artículo en USA Today, Hawley no titubeó en llamar a Facebook como una DROGA DIGITAL. No es un sitio al que la gente entre para contactar a un amigo al que se le puede hablar por teléfono. Se inicia sesión en Facebook para estar en Facebook. Lo curioso es que, para romper ese círculo vicioso, su cruzada se base en la prohibición, una estrategia que no parece haber dado buenos resultados con las otras drogas. Con toda y la buena intención ¿qué se puede esperar de un Republicano?