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NIKI LAUDA EN EL CINE. HISTORIA DE UNA RIVALIDAD POP.

Oscar Rodríguez Gómez
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Antes de la llegada de “Rush” en 2013, la última vez que las carreras de autos se habían unido con Hollywood había sido en la melodramática película de Renny Harlin “Driven” (2001), protagonizada por Sylvester Stallone y de los fracasos de taquilla y calidad más renombrados. Sin embargo, “Rush” tuvo suerte y el largometraje de Ron Howard tuvo una gran aceptación y estuvo muy bien valorado tanto por los críticos de cine como por los aficionados a la Fórmula 1.

 

Las películas de hazañas deportivas son ya un lugar común en el cine; muchas historias se han contado acerca de distintos deportes: boxeo, hockey, béisbol, etc. y repetidamente caen en clichés. Sin embargo, de vez en cuando llega a las pantallas una historia que sobresale del resto. Tal es el caso de “Rush” (La prisa; la velocidad; la aceleración…) cuya historia, llena de momentos de gloria y dramatismo que bien pudieran caer en los clichés mencionados, está basada en situaciones reales que se vivieron en el campeonato de Fórmula 1 en 1976.

 

El guion de Peter Morgan es original, no está basado en ninguna biografía oficial, por lo que supone una excelente documentación y francas recreaciones a su criterio personal. Morgan basa su historia en los celos que Niki Lauda tenía del carisma de James Hunt, mientras que el británico envidiaba el respeto que se había ganado el austriaco en la profesión y su estable vida personal. Esta rivalidad, según el guion, se trasladó a las pistas y hasta que Lauda sufrió un terrible accidente. Durante su dura convalecencia en el hospital, Lauda podía ver como Hunt recortaba puntos en la clasificación, lo que le hizo volver a competir tan solo 42 días después, con las heridas aún sin cicatrizar.

BREVIARIO CULTURAL

 

El argumento es puesto en escena por Ron Howard con el catalán de origen germano Daniel Brühl y el australiano Chris Hemsworth. Este último no ha parado de filmar desde el lanzamiento de la megasaga Marvel; su papel ha sido el del “dios” -más que superhéroe- Thor, aunque tuvo un buen papel en “El cazador y la reina de hielo” (2016) al lado de mujeronas como Jessica Chastain y Charlize Theron. Hemsworth carga con el disipado carácter de James Hunt.

 

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En contraste, Daniel Brühl tiene un historial de miedo. Tras de ser el superstar del cine alemán de principios del siglo XXI, para 2009 ya está filmando con Quentin Tarantino “Bastardos sin gloria” en Hollywood y en 2013 obtiene el estelar de “El quinto poder” al lado de Benedict Cumberbatch, amén de “Rush” el mismo año. En 2015 actúa junto a Helen Mirren en “La dama de oro” y dos años después conmueve en “La esposa del guarda zoológico”. Su último film en cartelera, en 2018, un remake de regular fortuna: “Rescate en Entebbe”. Daniel se encarga de dar vida a Niki Lauda, mucho antes de que este se fuera en su bólido al otro plano.

Y si de currículums se trata, el de Ron Howard se come a los dos actores. Por mencionar lo destacadisimo, en 1984 muestra la exquisitez de Darryl Hanna en “Splash”; los privilegios extraterrestres de los ancianitos en “Cocoon” (1985); un artificio de corte y en 1994 dirige “El periódico”, con un primerizo Michael Keaton que repetiría color como periodista hace un par de años con “Spotlight”.

En 1995 se gana la confianza del pesadito Tom Hanks y crea “Apolo XIII”, mostrando su interés por el biopic. De ahí la idea que le llevaría a ganar cuatro Oscares para “Una mente brillante”, anecdótica del “genio loco” John Nash donde el papel de la esposa le dio a mamacita Jennifer Connely su Oscar como mejor actriz de soporte.

 

Para 2006, montado en la ola de estupideces de Dan Brown, Mr. Howard cambia el lenguaje de “El Código DaVinci”, seduce de nuevo a Hanks, presenta en America a Audrey Tautou y limita las pachequeces de la novela a lo esencial para terminar presentando un film de alto contenido provocador y denunciante. Ron tomaría a Hanks de caballito de batalla y lo haría trabajar de balde en otros ahora si bodrios de Brown: “Angeles y demonios” e “Inferno”, lo que lo mantendría a flote hasta que Kathleen Kennedy, operadora de George Lucas, lo invita a dirigir “Solo: a Star Wars history” y ahí tienen a Howard, el experto en acción, listo para la siguiente década.

 

En cuanto al subgénero de películas de automovilismo deportivo, la historia de su calidad deja mucho que desear. Sobre más de cincuenta films donde el protagonismo es la velocidad automotriz, apenas dos balbucean el mínimo para acercarse al doble minibiopic de Ron Howard.

Una de las primeras y mejores películas de carreras de autos al día de hoy, “Grand Prix” (John Frankenheimer, 1966) cuenta la historia del piloto estadounidense Peter Aron, quien se ve envuelto en una relación sentimental con la mujer de un ex compañero de equipo, banalidad que permite que sean las escenas de carreras lo que hacen que la película sea excelente. Los auténticos bólidos F1 fueron equipados con las primeras cámaras on board de la historia, para inmortalizar algunas de las imágenes más increíbles de Mónaco, Spa-Francorchamps y Monza. Y no solo eso, sino que la película cuenta con cameos de leyendas de la F1 como Phil Hill, Juan Manuel Fangio, Jim Clark, Jochen Rindt, Jack Brabham y Graham Hill.

 

Y al igual que la totalidad de las demás, puede ser que “Le Mans” (Lee H. Katzin, 1971) fuera un auténtico fracaso en cines, pero a los amantes del automovilismo de todo el mundo les encanta porque representa fielmente una de las edades de oro de las carreras de autos. Al igual que en “Grand Prix”, la película tiene un argumento algo flojo (Steve McQueen no dice una sola palabra hasta el minuto 36 de la película) pero está más que compensado por las increíbles escenas de carreras y las acrobacias tan realistas visualizadas. De hecho, su realismo llegó a tal punto que uno de los pilotos stunts perdió la parte inferior de una de sus piernas durante el rodaje de una de las escenas en las que había un accidente. El realizador Katzin optó por refugiarse en TV y a él se deben series tan exitosas como “Misión Imposible”, “Miami Vice”, “Patrulla Juvenil” (The Mod Squad) y “Espías con espuelas”.

 

SEX & DRUGS & ROCK & ROLL VS. DISCIPLINA

 

 

En “Rush”, Ron Howard nos cuenta la historia de dos personalidades

completamente opuestas pero con el mismo fin: convertirse en el mejor

piloto Fórmula 1. Por un lado tenemos a Hunt, un playboy que rige su vida

bajo el lema “sexo, drogas y rock n’ roll”. Mujeriego, parrandero e

irreverente, le importa un bledo lo que las personas digan o piensen de él,

pero es a la vez, un piloto con talento excepcional que una vez dentro del

monoplaza, muestra constantemente que es uno de los mejores. Para los

aficionados de la F1 actual, piensen en algo así como un Kimmi Raikönnen, el

finlandés superstar de la década vigente, llevado al extremo.

 

Por otro lado está Niki Lauda, un austriaco rígido, disciplinado al extremo y

preocupado siempre por ayudar a mejorar su auto. Siempre el primero en

llegar y el último en irse, el extremo opuesto a Hunt. El británico, quien

afirmaba "desayunar con sexo", no sabía de horarios ni de respetar reglas. El

otro, Niki Lauda, un meticuloso y obsesivo, estructurado al máximo.

Personalidades antagónicas, pero con nobles valores a la hora de pelear al

control de un auto de carrera. La rivalidad que ambos tuvieron por el

campeonato en 1976 es una de las más recordadas en la Fórmula 1.

 

En 2017, en una entrevista concedida al periodista estadounidense Graham

Bensinger, Niki Lauda recordó con mucha emoción a Hunt. "Conocía a James

de la Fórmula 3 europea. Estábamos siguiendo más o menos el mismo

camino para intentar llegar a la F1. Nuestra relación era muy buena. Cuando

me ganó el campeonato por un punto, le dije que estaba contento de que el

campeón fuera él y no otro'", reveló.

 

El resto de los personajes ocupan un espacio secundario. Hunt se casa con

Suzy Miller (Olivia Wilde), quien acabaría dejándolo ¡Por Richard Burton,

recién separado de la Liz!)  mientras que Lauda desarrolla una relación con

Marlene Knaus (Alexandra Maria Lara), tolerante, abnegada etc. No es de extrañar que en la vida real también rompieran, aunque hasta 1991. Fue cuando el asunto del riñón de Birgit Wetzinger, 30 años menor que Niki y que acabaría como su esposa y hoy viuda.

 

Ron Howard y su equipo hacen un excelente trabajo recreando la vida en los 70’s, el diseño de producción es excelente y la fotografía granulada ayudan a darle ese look retro. La historia sigue bastante de cerca lo que en realidad ocurrió, el accidente de Lauda es recreado cuadro por cuadro así como su dolorosa recuperación en el hospital. Ahí, por TV, Lauda podía ver como Hunt recortaba puntos en la clasificación, lo que le hizo volver a competir tan solo 42 días después, con las heridas aún sin cicatrizar. Todas estas circunstancias sirven para que el mensaje de Ron Howard llegue alto y claro, la fuerza, la energía y la necesidad de superarse era mutua y fluía en ambas direcciones, ambos se complementan. Así, sin el ejemplo de Lauda, probablemente Hunt nunca hubiera sido campeón, y Lauda nunca se hubiera recuperado tan pronto sin Hunt pisándole los talones. Algo que resume muy bien el personaje de Brühl en la escena final de la película.

 

El rodaje se realizó en el antiguo aeródromo de la Segunda Guerra Mundial de Blackbushe,​ en el Snetterton Motor Racing Circuit y en el de Cadwell Park, circuitos de carreras en Inglaterra, y en el de Nürburgring, en Alemania. La banda sonora de Hans Zimmer es mágica, perfectamente combinada con el ruido de los motores. Y lo más importante, a pesar de conocer más o menos lo que van a contarnos, la cinta sabe mantener altos los niveles de suspense y nunca resulta predecible. Fue nominada a dos Globos de Oro y cuatro Premios BAFTA, donde ganó Mejor Edición.

 

Para preparar su papel, Daniel Brühl convivió un buen tiempo con Niki en vida. "Recuerdo el primer día que hablé con Niki. Me llamó para quedarme, me invitó a ir a Viena y me dijo: 'Trae solo equipaje de mano, porque si no nos entendemos te puedes volver directamente'. Así era Niki. Por suerte tuve que comprar ropa. Y en Viena noté que estaba feliz con que se hiciera la película, sobre todo gracias a la calidad del guión".

 

Brühl recordó algunas anécdotas de lo meticuloso que era Lauda: "La primera semana rodamos la rueda de prensa posterior al accidente de Nürburgring. Él la vio y me dijo:'Bien, bien, pero yo nunca he llevado el anillo de boda. Dile a la gente de props que no quiero verlo más'. Así era él".

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