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LOS MAL PORTADOS, MEDIOS QUE PARECEN PROGRESISTAS PERO QUE ESTÁN ENGAÑANDO, SEGÚN EL PRESIDENTE.

Con info de Jorge Carrasco y Sara Pantoja. Proceso.
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Aún sin respuesta por parte de Cuauhtémoc Cárdenas, la delirante propuesta de Enrique Krauze para un “frente antirreeleccionista”, que encabezaría el último de los demócratas sin adjetivos, las conferencias matutinas del Presidente López siguen deslizando morteros hacia la revista “Proceso”. Los siguientes artículos, unidos en la edición para facilitar su significancia, se publicaron miércoles 24 y jueves 25 en la web del magazine político mexicano de mayor credibilidad.

 

LOS MAL PORTADOS

 

Cuando se convirtió de manera formal en el candidato presidencial, Andrés

Manuel López Obrador exaltó la libertad de expresión como una de las

fortalezas de la democracia. “Prensa, más prensa”, soltó en su arenga para

criticar lo que los gobiernos panistas habían hecho con algunos de sus

críticos.

 

“Sostengo convicciones liberales de mediados del siglo XIX. La prensa se

corrige con la prensa. No va a haber censura. No se le va a quitar el

programa a ningún comunicador. Nunca más lo que sucedió con Gutiérrez

Vivó a y con Carmen Aristegui”, dijo cuando Morena oficializó su candidatura

el 19 de febrero de 2018.

 

Se refería así al despido de Aristegui de MVS en medio de chantajes del gobierno de Felipe Calderón al grupo radiofónico y al cierre durante el gobierno de Vicente Fox del noticiario Monitor que conducía José Gutiérrez Vivó, con la excusa de un conflicto empresarial del conductor con Grupo Radio Centro. Eran los tiempos de campaña en que López Obrador decía lo que cada quien quería escuchar. Como presidente ya dice lo que realmente piensa: prensa, más prensa, pero la que “se porta bien”.

 

Thomas Jefferson, el principal autor de la Declaración de Independencia de Estados Unidos y tercer presidente de ese país, antes de llegar a la presidencia dijo que prefería periódicos sin gobierno a un gobierno sin periódicos. La frase se convirtió en símbolo de la libertad de expresión hasta nuestros días.

 

Ya como presidente, Jefferson urgió a los estados de la Unión a tomar “unas cuantas precauciones” para frenar a la prensa opositora. Afecto a escribir cartas, esa consideración quedó escrita en una de ellas. Se cuidó de no hacer públicas sus críticas a lo que consideraba como abusos de la prensa. El poder, sin duda, se incomoda con la prensa. En el extremo, atentan contra ella, directa o indirectamente. En México, las muestras están a la mano. En el siglo XIX, desde donde le gusta mirar al presidente, a la prensa le fue bastante mal tanto con los conservadores como con los liberales.

 

Cuando los conservadores se hacían del poder, cerraban los medios liberales y encarcelaban a sus editores, directores o redactores. Lo mismo hacían los liberales.

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La investigadora Elba Chávez Lomelí, en su libro “Lo público y lo privado en los impresos decimonónicos” da cuenta de 352 procesos judiciales contra la prensa entre 1812 y 1900. En promedio, cada año cuatro medios fueron cerrados o sus directivos y redactores encarcelados, desterrados, excomulgados o multados y los ejemplares confiscados o destruidos bajo la acusación de injurias, subversión o sedición, ya con leyes monárquicas, conservadoras o liberales.


El régimen del PRI también castigaba a los periodistas que se portaban mal, como a los que hacían Excélsior, encabezados por Julio Scherer García, y a quienes el presidente Luis Echeverría echó con un golpe a trasmano. Fue en 1976, el mismo año que se fundó la revista Proceso. Al siguiente mandatario, José López Portillo tampoco le gustaba la revista y por portarse mal, es decir, criticarlo, le cortó la publicidad oficial bajo la cínica frase: “no

pago para que me peguen”. Fue en 1982.

 

Con el PAN pasó lo mismo. El presidente Vicente Fox decidió en 2005 cortar la publicidad a la revista por un reportaje de la periodista Olga Wornat sobre las maniobras de Martha Sahagún para que el Vaticano declarara nulo su matrimonio religioso con Manuel Bribiesca y poder casarse con el entonces presidente de la República. Sahagún, incluso, emprendió un juicio civil que perdió. Felipe Calderón y Enrique Peña prolongaron y ahondaron ese castigo. A diferencia del trato magnánimo a los medios que se portaban bien; es decir, a los que no los criticaban.

 

No hay ni ha existido comodidad alguna, como pretende confundir el presidente. La clase política mexicana ha estado lejos de honrar los principios internacionales de la libertad de expresión. En tiempos en que se han incrementado los asesinatos, desaparición y amenazas contra periodistas desde el año 2000 -la gran paradoja del cambio del poder en la presidencia- las descalificaciones a la prensa y los llamados a “portarse bien” por parte del presidente López Obrador exacerban esa hostilidad.

 

Aun cuando cumpla su palabra de que no se repitan casos como el de Aristegui y Gutiérrez Vivó, se vale de la prensa para alimentar su batalla contra lo que llama conservadurismo. La prensa como un frente más en su pretensión de pasar a la historia.

 

COMO DEBEN SER LOS MEDIOS ÚTILES A 4T

 

El presidente López Obrador dijo que algunos medios de comunicación no toman partido y que, aunque en apariencia son progresistas y parecen de izquierda, en realidad están engañando.

 

 

A pregunta expresa de cuál es la prensa que considera útil para la llamada

cuarta transformación, el tabasqueño dijo que debe ser “crítica, objetiva,

cercana al pueblo, alejada del poder, pero no solo del poder público, sino

también del poder económico”.

 

El mandatario aseguró que unos de los problemas de los últimos tiempos es

que “los medios pasaron a ser controlados por el poder económico. Y como

el poder económico y el poder político eran lo mismo, pasaron a estar

subordinados al poder y se alejaron del pueblo, de la gente”, declaró.

 

Luego, sin mencionar nombres, dijo que muy pocos periódicos, estaciones

de radio o canales de televisión “se ocupan de lo que le pasa al pueblo”. Eso, agregó el mandatario, es lo que “ayudaría mucho y que se cuestione al poder y que se garanticen las libertades y que no haya censura”.

 

Posteriormente, el titular del Ejecutivo volvió a hacer referencia a algunos episodios de la historia del periodismo nacional: “Siendo autocríticos, imagínense lo que fue el periodismo en la época de la Reforma, en la Revolución. Hablaba yo la vez pasada de Zarco, me dicen: ‘No, es que ya tiene mucho tiempo’. Sí, claro, tiene mucho tiempo, pero es un ejemplo a seguir, un buen escritor, liberal, patriota. No andaba ahí procurando ser objetivo”, afirmó.

 

Después preguntó: “¿existe la objetividad o es un recurso para escaparse y no tomar partido? ¿Es real la objetividad?”. Y volvió a mencionar ejemplos como Filomeno Mata y los hermanos Flores Magón. “Aquí cerquita enfrentando a Porfirio Díaz antes de irse al exilio, un 5 de febrero, una manta en el balcón, de lo que era El Hijo del Ahuizote: ‘La Constitución ha muerto’ y la toma de los talleres y allá al exilio, toda su vida en la cárcel y llamando a derrocar al régimen. Y así ese periodismo es el que yo admiro”, señaló el presidente.

 

“Ya no hay el mismo arrojo, no hay compromisos para la transformación porque son independientes, los más avanzados, no toman partido. Entonces es bueno el debate en este sentido”.

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Para concluir el delirio matutino, el Presidente López aseguró que quienes más contribuyeron a la transformación que se vive en el país fueron las redes sociales, más que los medios de comunicación (sic; sicazo!).

-¿Por qué a veces da la impresión de que usted se molesta si lo cuestionan?, le lanzó el periodista.

 

-No, no, para nada.

 

-Por lo que dijo ese día de… lo que dijo ese día de que NO SE PORTO BIEN Y POR ESO NO LO LEO…

 

-No, porque se confunde. Mire, suele pasar que algunos medios no toman partido, no se definen y en apariencia son progresistas, y hasta se piensa que son de izquierda y engañan.

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