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ADIÓS, FRANCO ZEFFIRELLI, QUIEN TRAJO A SHAKESPEARE AL POP.

Oscar Rodríguez Gómez.
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El director de cine y escenógrafo italiano Franco Zeffirelli murió el sábado 15 de junio a los 96 años en Roma, anunció Dario Nardella, alcalde de Florencia, ciudad natal del artista, al que calificó como "uno de los grandes hombres de la cultura mundial". Sin lugar a dudas un adalid del cine esteticista, su mayor aporte a la cinematografía fue su interpretación de Shakespeare al espíritu de los años 60’s y 70’s del siglo pasado y, con ello, la llegada del bardo inglés a la cultura Pop.

 

Exquisitos, hipsters, fresas y nacos del turbulento 1968 coincidieron en arrodillarse ante la estéticamente perfecta “Romeo y Julieta”, versión nunca superada, en la cual Olivia Hussey fijó el perfil de las Julietas psicodélicas de la época. Tan Pop como pudo, Zeffirelli pobló de juventud caliente las salas de todo el mundo, color que repitió en 1971 con “Hermano sol, hermana luna” -con música de Donovan- en la trayectoria de su primer éxito, también de Shakespeare, “La fierecilla domada" con Richard Burton y Elizabeth Taylor en 1966. Igual fue su "Hamlet", de 1992, con Mel Gibson y Glenn Close, con lo que, todo sumado, devino en una fidelidad al señor de Stratford-upon-Avon que le valió en 2004 el título de "Sir" en Inglaterra.

 

Nació el 12 de febrero de 1923 en Florencia. A su padre solo le conoció después de la muerte de su madre, Adelaide Garosi, que apasionada de Mozart, quiso darle al niño el nombre del aria de Idomeneo (Zeffiretti), pero el funcionario del registro civil se equivocó y escribió Zeffirelli. Sucede en las mejores anécdotas, en bromas o veras. Su madre murió siendo niño y se crió entre mujeres. La niñera, que era inglesa y se llamaba Mary, le enseñó inglés y le inculcó la pasión por Shakespeare.

Su encuentro con el director de cine Luchino Visconti, en pleno neorrealismo, cambiaría su destino. Franco se convirtió en su protegido y amante, de donde resultó en su ayudante en la realización de "Bellissima" (1951) y "Senso" (1954). Su relación con Visconti fue volcánica, y acabó con una brutal ruptura, que Zeffirelli describió como muy dolorosa, pero que lanzó definitivamente su carrera artística.

 

Hacia el final de los años 1950, Zeffirelli empezó una carrera de director de óperas para La Scala de Milán y el Met de Nueva York. Dirigió a Maria Callas en "La Traviata" en Dallas en 1959 y "Tosca" en Londres en 1964. En el cine adaptó "La Traviata" (1982) y "Otello" (1986) de Verdi. Mantuvo una gran amistad que con la soprano Callas, a quién la dedicó la película "Callas for ever" (2002) y confesó que fue la única mujer de la que estuvo enamorado.

 

Realizó su primer largometraje, "Camping," en 1958 y obtuvo su mayor éxito diez

años después con "Romeo y Julieta", que recibió cuatro nominaciones a los Oscar,

entre ellas la del mejor director y de la mejor película. Zeffirelli cuidaba tanto los

decorados y los atuendos que el crítico Henry Chapier afirmó que era el único "capaz

de crear en el cine el equivalente a los frescos del Renacimiento".

 

Declarado homosexual, relató en una biografía publicada cuando tenía 83 años su

gran amor por Visconti. Entró en el Parlamento de la mano del partido de Silvio

Berlusconi, Forza Italia, y se confesaba conservador por "desesperación

anticomunista". También fue muy activo en el mundo del teatro y de la ópera como

director escénico e incluso diseñador de vestuario. En 1959 dio el gran salto al

Covent Garden de Londres, con las puestas en escena de "Pagliacció y "Lucia de

Lammermoor".

 

Como director teatral realizó muchas óperas en los principales teatros líricos de

Austria, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, además de los dos principales

coliseos italianos, La Scala y la Opera de Roma y en la Arena de Verona. Para la

televisión filmó "Jesús de Nazaret" (1977), en varios episodios rodados en Marruecos

y Túnez, y que contó con la aprobación de la Iglesia y el rechazo del Partido

Comunista italiano; "Días de destrucción" (1966), y "Fidelio" (1970) y la "Misa

Solemnis" (1971), de Beethoven.

 

También hizo churros como “Campeón" con Jon Voight, Faye Dunaway y Nicky

Schrodeer (1978); "Amor eterno" con Broke Shields (1981) y "Té con Mussolini" (1999), en la que relata su infancia. Sus convicciones religiosas lo llevaron a hacer campaña contra "La última tentación de Cristo" de Martin Scorsese, cinta presentada en Venecia al mismo tiempo que su "Toscanini" en 1988, antes de dar marcha atrás.

 

También se opuso al reconocimiento de las parejas homosexuales y fue uno de los raros artistas italianos en apoyar a Silvio Berlusconi, cuando el millonario se lanzó a la política en el inicio de los años 1990. Fue senador en la lista del magnate de la prensa de 1994 a 2001.

 

Casi centenario ya, el director italiano reconoció el pasado mes de marzo, en entrevista al Corriere della Sera, el peso de los años: “La vejez es una enorme carga, pero sigo buscando ideas, para llevarlas a cabo (...) y eso al menos me ocupa", dijo entonces el maestro. También lamentó no haber podido llevar a cabo dos proyectos en su vida de director de cine: "una película sobre el Infierno de Dante", imposible de producir debido al inmenso costo de los efectos especiales, y "un gran fresco sobre la vida y obra de los Médicis, la belleza misma, de la que yo ya dejaré de disfrutar un día".

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