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VIDA DE PERRO (PUBLICADO DURANTE EL TERREMOTO 2017 EN CDMX).

Oscar Rodríguez Gómez
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El oficial Kublay es un pastor belga mallinois, de pelaje rojo carbonado, quien a través de su binomio Ulises comanda la unidad canina de la División de Fuerzas Especiales de la Policia Federal. Con nueve años de edad y ocho adscrito al

servicio, Kublay ha participado en rescates en cuatro naciones y ahora, al lado de Frida, Titán y sus colegas de ocho países, ahora apoya en la búsqueda de personas en las zonas de desastre en CDMX.

 

Siempre el Poder en búsqueda de neologismos, ahora Ulises y Kublay son llamados “Binomio Canino”, nombrados así por la relación de confianza y empatía que mantienen un perro y un humano, una estrecha relación emocional construida a lo largo de años que permite que su participación en los rescates sea exitosa. Desde que son cachorros se les entrena durante cuatro horas diarias; generalmente se les habla en alemán, porque se considera el idioma universal canino (las palabras son más cortas y sencillas de memorizar para ellos).

 

México cuenta con cerca de 300 perros binomio, de ellos los más famosos hasta ahora son Evil, Titán, Eco y Frida. Esta última es un labrador hembra de seis años que ha rescatado a 52 personas y ya está en la cumbre del estrellato.

 

Según Ulises, policía tercero, Kublay ha participado en tareas de socorro en el estallido

de la Torre Pemex, en la explosión del hospital infantil de Cuajimalpa y en los deslaves

de Puebla, además de operaciones en Guerrero, Oaxaca y Puebla. En la emergencia del

19/09/17, vigente, está a la vanguardia de los rescates en las colonias Narvarte y

Condesa, donde más edificios colapsaron.

 

Como Kublay, como Frida, como Titán, la sociedad civil mexicana sabe confiar en el más

amigable de los animales, por lo que agradecemos la siguiente colaboración que

muestra como la poética se adapta al periodismo y conmueve hacia seres que, sin

narrativa acerca de ellos -pese a lo que nos ayudan-, ni caso les haríamos:

 

"Jack es un pequeño perro blanco que vive en la ciudad de México y está perdido desde

que el sismo de 7.1 sorprendió hace unos días tanto a la gente como a sus mascotas."Me

perdí en el temblor", se leía en una hoja pegada en un árbol y con la fotografía de Jack.

Alrededor de la capital mexicana se ven letreros de mascotas perdidas, en su mayoría

perros. Sus propietarios creen que varias se asustaron y escaparon después del sismo

que sacudió el centro de México y derribó varios inmuebles. Rescatistas han localizado

a algunas de las mascotas vagando por las calles y las han llevado a albergues. Sabían

que pertenecían a alguien porque estaban limpios, eran amigables y parecían bien

alimentados. "Cuando un perro tiene tiempo en la calle es un perro que está sucio y está

muy delgado", dijo Silvia García, propietaria de un albergue para animales, al que ha

llevado a siete perros desde el sismo. "Estos perros están bien cuidados".

Nadie sabe con precisión cuántas se han perdido, pero algunas de las zonas más afectadas de la Ciudad de México también tienen una amplia presencia de mascotas. Un video que muestra cómo los rescatistas sacan a un Golden Retriever de los escombros de un edificio caído se hizo viral el mismo día del sismo. También se han vuelto atractivas las imágenes de perros de rescate que ayudan a las autoridades y voluntarios a buscar signos de vida.

 

Casa del Mestizo, el albergue de Silvia García, está en una calle en la que todavía se observan cintas amarillas de precaución para evitar acercarse a algunos inmuebles. Sin mucho espacio aún antes del terremoto, García tuvo que encadenar a uno de sus nuevos visitantes en una escalera, porque no había más lugar: una perra negra con penetrantes ojos cafés que fue localizada con collar, pero sin identificador. "Andaba corriendo un poco desesperada", dijo, "No trae nada que la identifique".

 

Afuera del albergue hay letreros con las imágenes de seis perros que aún no aparecen: Baldo, un perro beige de tamaño mediano con nariz negra que corría por la calle Bolívar sin su collar durante el sismo; Barack, color carbón, cola pequeña y una pata blanca; Bola 8 y Baileys, dos cachorros Pomeranian; Kaplan, un Pit Bull cuyos dueños dicen que tiene una pequeña cicatriz circular cerca de su pecho, y Kurama, otro Pomeranian que se perdió cuando llevaba su collar rojo con identificador.

Mariam Luzcan, de 38 años, ha ido de un albergue a otro en busca de su mascota."Tenemos toda la esperanza que ella regrese con nosotros", dijo sobre Solei, una perra que parece Dálmata, con una oreja negra y manchas oscuras alrededor de sus ojos. Mariam y su esposo dirigen una casa de rescate de animales, donde tienen 50 perros y un puerco llamado Jacinto. Durante el sismo, Jair Luzcan dijo que los perros corriendo alrededor del área de juego en círculos, nerviosos e inseguros por no saber a dónde ir. Dos torres adyacentes comenzaron a caer y algunas piedras cayeron en el estacionamiento.


La pareja puso correas a los perros y envolvió a Jacinto en una cobija. Pero cuando intentaron salir vieron que la única salida estaba bloqueada con una escalera. Rescatistas les dijeron que tenían una

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fuga de gas y necesitaban evacuar de inmediato. Les pidieron que dejaran ahí a los animales.

"¡Nosotros no podemos vivir sin ellos!", gritó Jair Luzcan.

 

"¡Tú vida es más importante!", le respondieron los rescatistas. "¡Corre, corre!"

Los Luzcan dijeron que hicieron a un lado la escalera y salieron con sus 51 animales. Una mujer vino a ayudarlos y juntos se los llevaron. Sin embargo, en algún momento, Solei desapareció y no ha sido vista desde entonces. "Nuestra hija se fue corriendo", dijo Miriam, quien para el viernes seguía poniendo en redes sociales carteles digitales con la imagen de Solei.

 

Volviendo a Jack, su cartel muestra cuatro diferentes fotografías a color del perro blanco, sonriendo para la cámara (¿?) mientras un hombre se agacha, le levanta las patas delanteras y cuelga su lengua. El letrero está dentro de una funda de plásticos y colocada con cinta alrededor de un árbol de una calle repleta de bares y cafés. Su propietario, Juan Carlos Loyo, de 37 años, dijo que el día del sismo Jack estaba en su casa con una mujer que le ayuda con la limpieza. Cuando el suelo comenzó a moverse, tomó al perro y salió. Asustado, Jack la mordió y corrió.

Esa noche, Loyo salió con un grupo de amigos a buscarlo. Fueron a los lugares que creyó pudo haber ido, incluido el parque donde le gustaba jugar. Pero no lo vieron por ningún lado. Desde entonces, Loyo ha recibido llamadas y fotos de perros que la gente cree podrían ser de Jack, pero hasta ahora no ha tenido éxito.

 

Lo adoptó hace dos años después de que un amigo lo encontró vagando en la calle. Es, dijo, "mi vida entera, ha sido un golpe durísimo no saber dónde está, no saber si está bien, si está comiendo, durmiendo. Al menos me encantaría saber que está bien".

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