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"EN TIEMPOS EXTRAÑOS, NOS AFERRAMOS, POR MIEDO, AL PASADO”: ISAAC ASIMOV Y EL REY LEON.

Oscar Rodríguez Gómez
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Asimov también decía: "En tiempos extraños e impredecibles, nos aferramos, por miedo, al pasado". Y eso vale para cualquier generación.

 

La magia deslumbrante de la cinta animada de 1994, se convirtió en un clásico instantáneo. En ese tiempo, la primera película sin personajes humanos de la fábrica de sueños de Mickey Mouse fue considerada la mejor de la historia.


Inscrita en el canon, el reverenciado dilm, luego adaptado a musical de Broadway, descansaba en paz. Ahora lo revive Jon Favreau, con la misma técnica de live action que empleó para hacer “El Libro de la Selva”, la que

El estreno en México el viernes 19 de “El rey león”, en una versión realizada con imágenes creadas digitalmente (las CGI), es otro eslabón en la cadena que está urdiendo de forma económicamente brillante Disney, quien haga lo que haga, engancha al público. Cuando en realidad está apelando a los sentimientos de los padres, que tras hartar a sus hijos con el DVD del original animado y algunos haber visto hasta el musical, arrastrarán a sus vástagos a sentarse ante la fotocopia digital. Porque serán películas para toda la familia, pero quien paga las entradas son los padres jefes de familia…o no.

 

Los relanzamientos de sagas parafrasean a Isaac Asimov, quien decía que

no hay más que leer un diario de nuestra adolescencia para redescubrir

que el pasado no es un tiempo idílico, sino que el ser humano, como

defensa emocional, edulcora los recuerdos. Y en ese endulzamiento el cine

ha encontrado un filón: la versión de “La bella y la bestia” de 2017, mezcla

de actores y CGI, recaudó en todo el mundo más de 1,068 millones de euros,

poco más que el debut de la técnica del año anterior, “El libro de la selva”,

con 860 millones de euros.

 

En esa veta dorada han excavado las nuevas Blancanieves, 101 dálmatas,

La bella durmiente, Alicia en el país de las maravillas, La cenicienta... Este

verano aún están en las salas Dumbo (313 millones de euros de recaudación) y Aladdin (que ha superado los 860 millones de euros) cuando aterriza El rey león y ya se puede ver el tráiler de Mulan. En el futuro, La dama y el vagabundo, Cruella, Maléfica, Lilo y Stich, Merlín, el encantador ... y la película en la que Disney tiene puestas sus mayores esperanzas: “La sirenita”, con la actriz afroamericana Halle Bailey como protagonista y Melissa McCarhy como Úrsula y con Javier Bardem, quien según asegura Variety, negocia su aparición como el rey Tritón.

 

En el caso de Disney, la jugada va más lejos. Los hijos han compartido la nostalgia de los padres y ahora ven el que se convertirá en su gran referente generacional cuando crezcan. Ellos recordarán “El rey león” de 2019, y el estudio habrá logrado transmitir la nostalgia para volver al producto dentro de unas décadas. Es el regreso al pasado para sembrar para el futuro, dicen los entendidos.

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sólo por el buen uso de las CGI se llevó los premios del año de su estreno.

 

La captura de los paisajes africanos es insuperable. Como en un documental mágico, se retratan paisajes idílicos de la selva y todos sus habitantes. Lo que no saben ninguna de las generaciones que se avientan al león es que ese paisajismo es también un remake de la primera serie de documentales naturistas de Disney, las “Aventuras de la vida real”, Uno de cuyos productos, “El Valle de la muerte” le diera al aún vivo señor Walt su único Oscar por mejor documental.

 

La única sorpresa en este regreso de Simba es la presentación de los animalitos antropomorfizados . Sin embargo, la anécdota, fotografiada plano por plano idéntica al original animado, se cuenta visualmente en estado frío. Tal vez la ingeniería de imágenes no les permitió hacer más expresivos a los seres, pues no se observan emociones mayores. El atormentado Simba, el psicopata Scar, la voluntariosa Nala, los simpáticos

Pumba y Timón, todos se quedan muy cortos en sus intentos por conmover.

A excepción del Simba bebé, quien triunfa al lograr de las chicas y las no

tanto el usual Aaah!!

 

Y es que Favreau (identificable por los millennials como el “Happy” de la

saga de Spiderman) falla rotundamente en la proyección de los estados

sicológicos, en el fondo espiritual. El drama shakespeareano, tan lleno de

diálogos grandilocuentes, difícilmente puede trascender sin una acertada

dramatización. Incluso se ve leve la gran escena del combate en el

desenlace, que en la versión anterior animada era sorprendente y emotiva.

Con nueva, deslumbrante y actualizada envoltura, su calidad es únicamente superior por calidad tecnológica y el despertar de la nostalgia por lo no vivido…o si.

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